sábado, 25 de diciembre de 2010

Navidades sin esperanza

Santa Claus veía su monitor con aquella desilusión que le llegaba año con año, las guerras, muertes por todos lados, era deprimente para él, pero lo más deprimente era como la inocencia de los niños se iba perdiendo, niñas de 13 o 14 años con una vida sexual activa, caricaturas exhibiéndose en la tele con contenido extremadamente maduro, aquellos tiempos de inocencia que habían formado a los adultos del hoy. – Todo es corrompible – se dijo a si mismo y de esa manera decidió retirarse. Esa navidad había sido tan deprimente como ninguna otra, el calentamiento global acababa con todo a su paso, los polos, se des helaban. – ¿pueden creerlo? – decía un gnomo – ¿que son los polos sin hielo? –.

 

Todos los duendes y gnomos tenían que irse, la navidad se había acabado ya, y Santa había decidido nunca más hacer su trabajo, pero eso no le quitaba su responsabilidad de seguir vigilando a las personas buenas y malas, su lista negra era muy reducida, pero era cierta había pocas personas en el mundo que tuvieran el negro corazón, aunque no faltaba mucho para se convirtiera en una gran mayoría, además la lista era muy útil para los demás seres mágicos.

 

En sus labores restantes entonces, Santa decidió visitar Mexicali, había visto un par de niños jugando en la calle, niños crueles y malvados, que habían a aprendido a desobedecer a sus padres y hacerse daño unos con otros. Aquellos niños molestaban al perro de la calle, Santa sabía, aún bajo su disfraz, que no podía hacer nada, ese perro sufría, y el más que nadie entendía ese sufrimiento, sin embargo no era su deber interceder.

 

– Déjenlo en paz! – gritó un niño que se acercaba a los abusivos. Santa escuchó el grito y enseguida giró su atención a un niño, humilde, vestido con ropa sucia, y manchado en la cara de tierra, a su lado otro niño, pero este limpio, tímido, con ropa reluciente, por no decir nueva. El niño con la ropa sucia tomó una piedra y la arrojó a los niños – aléjense de él, ustedes siempre son muy malos con el – la piedra no golpeo a nadie, Santa supo que no quería golpearlos, solo alejarlos, proteger al animal. Los niños malvados no se dejaron y cambiaron su victima al pobre niño sucio, lo tiraron al suelo y lo golpearon. El niño que estaba limpio no pudo ayudarle, tenía tanto miedo que no se podía mover.

 

Después de la golpiza propinada al pobre infante, Santa veía a la pareja de amigos, con lagrimas en sus ojos observaba, al pequeño con la ropa limpia, acercarse a su amigo y ayudarlo a levantarse – perdóname – le decía con lagrimas en los ojos – soy un cobarde – Santa no podía creer lo consiente que era el niño de su situación. – No te preocupes – le contestó el otro niño – por lo menos dejaron de molestarlo – mencionó evidentemente al perro.

 

Santa disparado hacia el polo norte iba, con una velocidad que hacia mucho no alcanzaba y una sonrisa dibujada en el rostro. Tenía un par de regalos que entregar…

 

 

 

 

FELIZ NAVIDAD A TODOS Y QUE SE LA PASEN SUPER BIEN!!!

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